Las expectativas son altas, espero estar a la altura de las circunstancias, lo cierto es que si comparo al del 1 de junio de 2007 con el yo del 1 de junio de 2008 veo grandes cambios, tanto físicos (forma de vestir, presencia…) y comportamiento (más seguro, decidido, Alfa…) que todavía me prosigue sorprendiendo los cambios a mejor que puede tener una persona que quiere prosperar su éxito con las mujeres. Quizá si ellas nos lo pusiesen tan fácil todos estos cambios no serian necesarios pero como la vida no es un cuento de hadas los que queremos mantener el control de nuestra vida sexual y sentimental y cumplir las fantasías que siempre y en toda circunstancia hemos soñado no nos queda otra cosa que hacer algo y ese algo es progresar, ya sea leyendo sobre seducción o bien ya sea sargeando, lo mejor es una combinación de estas 2. Una vez ya en el sitio, es preciso buscar una mesa conveniente para nuestra primera conversa, con regularidad las mesas de estos sitios son pequeñas y elegiremos alguna en donde sea propicio sentarnos a un lado de ella y no de frente y se hace de la próxima forma, se acercan a la mesa, te adelantas tenuemente y retiras una silla para que se siente, después, auque en la mesa los servicios están acomodados para sentarse de frente, tu te sentaras a un lado de ella, te vas a poner cómodo y solicitarás los cafés, no sin ya antes preguntarle si toma americano o descafeinado, para entonces señalarle a la mesera la orden, repasa esta secuencia varias veces, les dejasen las cartas mas no le vas a hacer mucho caso déjala en el lado opuesto de las mesa y empieza a platicar, recuerda iniciar con alguna platica que hayan tenido con anterioridad, de las que ya hemos mentado, recuerda no sobrepasar el limite de su zona de espacio de confort, unos 40 cm. de ella a fin de que no se sienta presionada.
Jajaja qué bonito, soy cristina, encantada
No puede ser de otro modo. Lidia habla prácticamente en un susurro, melosa. Utilizando una cantinela seductora que hace simple para Ana incluir a una mujer en sus juegos amorosos. De manera directa se vence. No, el pene de sus amantes jamás tiene cuerdas de cristal alrededor que aumenten su grosor por tramos y que le hagan sentir tanto como siente ahora. Roces de placer en su hondonada, relieves que estimulan rebañándole una sensación de delirio. Mojándose al entrar y mojándose al salir. Lidia se coloca de tal modo al filo de la cama que vuelve a comerla entera mientras que hace maravillas con el dildo frío. Se templa al entrar en contacto con su carne ardiente. Porque arde. Ana es un fuego progresivo de placer y locura. Un miembro de mentira haciendo de las suyas. Es recio, grande y se caldea con el calor de su pulpa. En su boca, misma coreografía de dicha con una de verdad, con la de Leo, esa que conoce con perfección y que el día de hoy parece haber pasado a un segundo plano para erigirse en profesor de esta ceremonia excelente. La lengua de Lidia vuelve al punto de partida al mismo tiempo que el dildo entra y sale de ella. Consolador de cristal macizo y brocha sustanciosa alrededor. Pequeños toques concretos, lametazos cortos y precisos abstraídos con su broche de placer que reverbera de sangre. Ana se deshace con esos tres frentes cubiertos. Siente que podría desmayarse de gusto en ese mismo instante en el que nota dentro de ella un consolador, le lamen todo cuanto hay alrededor del miembro cristalino falso y puede meterse en la boca el sexo masculino que mejores tientos le ha reportado. Si de alguna forma se imagina un orgasmo salvaje es de esa manera. Jamás había estado con una mujer. Jamás la habían seducido por tantos frentes abiertos que ella deja que se desgarren en todos y cada uno de ellos de los roces. Con la mano aferra el sexo de Leo para sacárselo de la boca y consolarlo ella misma de tan magna pérdida. Todo cuanto siente es nuevo, ignoto. Si el orgasmo tiene modos de irrumpir sin mesura, debe ser de este modo. Una explosión que le llega sin que le dé tiempo a disimular que no puede proseguir con boca llena mientras que su cuerpo se le licúa entre las piernas. la libera condescendiente a fin de que gima de placer y el aire entre en sus pulmones entre bufidos. Bufa; Ana bufa. Deja que por medio de su cuerpo corra el latigazo que la descerraja por dentro. Un orgasmo que viene desde la espalda y que termina como latigazo en medio de su entrepierna. Antes que finalice de correrse totalmente, es Leo el que reemplaza al consolador. Sujeta la muñeca de Lidia obligándola a sacar el falso pene para sustituirlo por toda la realidad del suyo. Está tan excitado y Ana tan mojada que entra con perfección cuando todavía los últimos latigazos del clímax explotan en el clítoris. Ana adora ese pene. Caliente, sabroso. El placer hecho hombre. Lidia deja hueco a Leo y se acomoda de nuevo al lado de las tetas de Ana, las acaricia y besa con fruición. También acerca las suyas sujetando las de Ana desde abajo, tal y como si las llevase en una copa a fin de que los pezones de ambas se rocen, se sostengan erectos igual que cuando los muerden. Terciopelo por capas que se buscan y se encuentran.
Y como estamos acostumbrados a la mecánica sexual, queremos también que el amor pueda ser controlado. Imaginamos que tomamos el control de nuestra vida y que tenemos voluntad de querer para hacer un proyecto de vida con amor consciente. Acá haremos un salpicado de preguntas y respuestas que no pretenden, ni remotamente, agotar los temas planteados. Cada lector puede tener una pregunta por formular que, probablemente, este blog no responda, ya que sería prácticamente imposible dar contestación a todos y cada uno de los interrogantes que plantea la sexualidad. Pretendemos, solamente, dar un pequeño aporte a la lucha contra el oscurantismo y la ignorancia sexual. El camino de la vida es bastante difícil y, muy frecuentemente, lo único que necesitamos para superar un problema, de cualquier clase, es ser escuchados. Esto forma de esa libertad que debemos proteger férreamente, la libertad de decir lo que queramos cuando lo queramos sin el menor miedo a ser juzgado de forma lesiva. En los momentos más difíciles, muchas veces lo único que se precisa es cierto grado de comprensión, una simple demostración de amor como el acompañamiento desinteresado, el sacrificio de oír y asesorar para el bien de la persona que amamos.
El hombre precavido no debe pisar
Has de estar despierto para adaptarte. El que mejor se adapta a los gustos y cánones del mercado triunfa. Y te digo una gran verdad. El mercado y tú sois uno. Lo que le hagas al mercado te lo haces a ti. Las mujeres que tienen un proyecto de vida, si entonces se apartan de ti, no concentraran sus esfuerzos en complicarte la tuya. La opción ideal es hallar a una mujer que trabaje en lo que le gusta y que esté implicada emocionalmente. Mi sorprendo fue en aumento al leer el texto y descubrir tantas cosas que ignoraba, tantas cosas que hacía mal y que siempre y en toda circunstancia había pensado que eran correctas, y mi gran pregunta era ¿y de qué manera no he podido ver todas estas cosas? Mas mi desesperación iba en aumento al salir los fines de semana a discos y también intentar ligar con las chicas, de pronto me hallaba con que ¡no sabía qué hacer! Estaba peor que antes incluso, ¿qué había pasado? ¿No me estaba ayudando el texto? Sí, lo hacía pero ahora que tenía a las chicas delante de mí, al saber todos y cada uno de los fallos que cometía, sentía como una barrera entre ellas y , ¿tendría que aprender nuevas formas de conocer chicas? Parece que si El erotismo de Egon Schiele, que tuvo que enfrentarse a la censura hace ya más de un siglo, prosigue batallando con ella en estos tiempos en los que semeja que una cierta moralina pretende coartar la expresión pública de ciertas maneras de erotismo. Al menos eso es lo que ha sucedido en Gran Bretaña y en Alemania, donde carteles con obras de Egon Schiele han sido censurados. En los dos casos no se ha considerado adecuado y sí turbadora la exhibición pública de genitales que caracteriza ciertas obras de Schiele. Esas obras, expuestas en carteles que servían para festejar los cien años del modernismo vienés y publicitar las exposiciones que se festejarán durante este año en Viena, presentaban una banda impresa que, mientras que tapaba los polémicos y turbadores genitales, proclamaba Lo siento, 100 años pero demasiado atrevido para hoy.
Amistad y sexualidad riman, pero quizás no siempre conjuguen del todo bien
Es la expulsión o extracción por las vías naturales de un feto a término o bien viable, no de este modo a la extracción del feto por vía quirúrgica transabdominal es dominada cesárea en obstetricia a partir de las 21 semanas de gestación y/o de 500 gramos o bien más. Se le llama puerperio a la etapa final o tercer periodo del y que concluye con la involución de los órganos genitales internos. Su duración es aproximada de 6 a 8 semanas. El único inconveniente de Sparkling Curve es el mismo que para Hard Candy (en la misma página): sin base, lo que quiere decir que no se juega nada. Por supuesto, Hard Candy y su plástico colorado duro traslúcido tienen una razón de ser concreta. Lograr el punto G situado con frecuencia en el vagón, de forma frecuente esquivo y amante de la presión. Alcanzarlo con vibraciones vigorosas, alucinantes, que inducen el orgasmo, y que no se van a doblar fuera de sitio hasta el momento en que disperse. Es fácil imaginarte arrodillado entre las piernas extendidas de una mujer y separando sus cálidos y resbaladizos pliegues con tus dedos enguantados. Deslizas la cabeza del consolador rojo caramelo translúcido de un lado a otro, provocando bucles en su pelo resbaladizo y rizado. Le afirmas que doble sus rodillas y las toma hacia atrás. hace. Cuando su coño está abierto, desliza las manos por sus muslos y extiende sus labios calientes y resbaladizos con las yemas de los dedos. Te metiste en el coño por un tiempo, solo por diversión. Y cuando está gimiendo, deslizas la cabeza de plástico rojo duro enormemente representativa poco a poco, tan tentadora, en su húmedo y almizclado coño. gime cuando el eje colorado claro desaparece en su carne rosada resplandeciente. Puedes sentir su calor, olisquear su fresco y dulce aroma a coño mientras te metes la polla roja transparente en sus suaves y escurridizos pliegues de color rosa obscuro. Lo metes poco a poco dentro y fuera, dentro y fuera, hasta el momento en que te estableces de manera profunda y empiezas a frotar cara arriba, buscando ese sitio bastante difícil de lograr mas, oh, justo, tan correcto. Cuando ella jadea y se pone recia, te congelas.
Hete aquí otra buena razón para perdonar y/o solicitar perdón. Un hombre estaba siendo ejecutado por sus delitos. Para cumplir la sentencia lo llevaron a un puente, le amarraron al cuello una soga y lo dejaron caer al vacío. Cuando la cuerda se tensionó, se rompió y el preso cayó al caudaloso río. Nadó de forma rápida hacia la ribera y empezó a correr de inmediato para evadir que lo volvieran a capturar. Corrió sin detenerse por dos días y noches enteras, hasta que llegó a una cabaña en las montañas, alumbrada por una tenue luz. Allí tomo aire y entró de manera rápida a la casa gritando…mi amor, acá estoy, he vuelto a casa. Su esposa se lanzó a sus brazos y lo besó, sus hijos salieron rápidamente de sus cuartos y lo abrazaron asimismo, y allá en la mitad de aquel abrazo y el lloro, les dijo: Perdónenme, perdónenme, por la vida que les he dado y los inconvenientes que les he ocasionado. Sus hijos y su esposa llorando le respondieron…te perdonamos, lo importante es que has vuelto a casa.
Sigue de esta forma, cariño. Chúpasela hasta dentro. Haz lo que sabes hacer con la lengua a fin de que no pueda olvidar lo bien que la comes. Yo jamás he podido quitarte de mi cabeza. Sigo recreando cómo lo haces, de qué manera la coges, cómo conseguías que me volviera orate en el momento en que te la comías entera. Desaparecía en tu boca y yo renacía. Jamás he sido tan feliz como dentro de tu boca. Al pasar los años fui adquiriendo experiencia en lo que se refiere al tema de seducción. Me volví poco a poco más atractivo, no solo en apariencia, sino más bien asimismo en mi modo de actuar. ¿Te preguntas de qué forma? Bueno… descubrí que mi problema era causa de un complejo de inferioridad, es decir, una creencia negativa acerca de mí y de de qué forma me veían las personas.