Las 4 horas Ford, ese ejercicio de dulce masoquismo que engancha
No se equivoquen, no vale todo. No digo eso. Hablo de crucificar a alguien por unos malditos tuits por los que ya ha pedido disculpas y de no admitir que todos cambiamos de opinión y que tenemos el derecho (y en ocasiones el deber) a confundirnos.