Electroestimulación erótica

Increíble pero cierto. Si echamos una ojeada a nuestro alrededor, y nos fijamos con atención, va a resultar que conocemos a varias mujeres que no han dudado en amputarse a sí mismas el talón o bien los dedos con tal de encajar en algún estrecho zapatito de cristal.

Cuando una mujer se queda viuda o la dejan

Otro factor a barajar es el de la cantidad de pinzas que usaremos. El número es indeterminado, dependiendo exclusivamente de la extensión de la zona elegida; pueden colocarse en cualquier sitio del cuerpo donde haya piel suficiente para pellizcar, con lo que son válidas todas y cada una de las s del cuerpo.